sábado, 30 de mayo de 2015

El enemigo público Número Uno.

Se acerca el verano y en Conperros queremos hablaros de algunas cosas que podemos hacer para mejorar la calidad de vida de nuestros perros en la época estival.

Está claro que hay que tener cuidado con las salidas, intentar evitar las horas de más calor y mantener los bebederos siempre llenos de agua fresca. Pasear por sitios en los que haya agua y de no ser posible, llevar agua con nosotros para de vez en cuando darles de beber y refrescarles en la manera en que nos sea posible.

Por supuesto hay que recordar extremar las precauciones a la hora de llevar a los perros en el coche, mantener ventilado el vehículo y evitar que los perros monten si el coche a estado expuesto al sol. Si es necesario desplazarse en un coche que ha estado al sol, es aconsejable hidratar bien al perro y, o bien abrir las ventanillas o bien cerrarlas y poner el aire acondicionado hasta que la temperatura del interior del vehículo baje un poco. Los golpes de calor pueden ser mortales para nuestros perros. Lo más importante es no dejar nunca a nuestros perros en el interior de un coche al sol.


Pero no queremos centrarnos en el calor sino en otro enemigo de los perros que sólo nos visita en verano ¿parásitos como pulgas, garrapatas o el temido mosquito? No, un enemigo más sutil y no menos peligroso: las espigas.

Están prácticamente por todas partes, en el campo, en muchos de nuestros parques, en las orillas de los ríos... Y son muy peligrosas. ¿Cómo exactamente? Pues una espiga tiene forma de flecha, de modo que siempre va hacia adelante y nunca retrocede. Si se clava en la piel del perro le hará una herida, si se le mete en el oído puede avanzar hasta perforarle el tímpano. Son comunes los casos de espigas clavadas entre los dedos, las que se meten por la nariz o incluso en los ojos. Las espigas son mucho más peligrosas de lo que en principio puede parecer.

A veces evitar las zonas con espigas no es posible, por ejemplo El Baldío, nuestro "parque de los perros" en Salamanca está lleno de ellas. Así que cuando no podemos evitarlas debemos tomar una serie de medidas para comprobar que nuestros perros están libres de ellas.

Un cepillado general después del paseo y revisar las patas, sobre todo entre los dedos y las almohadillas es más que conveniente. Si vemos que nuestro perro se sacude más de lo normal, se rasca insistentemente las orejas y que éstas se le "caen" hacia abajo debemos llevarle de inmediato al veterinario. De igual manera que si vemos que roza el hocico con el suelo y se lo agarra con ambas manos  y estornuda sin parar. o notamos que tiene un comportamiento extraño, ladea la cabeza y no se mueve etc. Cada perro reacciona de una forma ante el dolor pero todos sabemos cuándo nuestro perro actúa raro.

Es importante que si creemos que tiene una espiga en la nariz, en el oído o en el ojo lo llevemos al veterinario para se la saque, ya que si nosotros lo intentamos puede que lo que consigamos sea que se le clave más.

Lo que sí está en nuestra mano es revisar bien el cuerpo y las patas y reaccionar a tiempo si notamos algo raro en nuestro perro. ¡Que las espigas no nos arruinen el verano!