miércoles, 17 de julio de 2013

Capricho.

Hoy os traemos una entrada muy simple, con una sola imagen, que como algunos dicen, vale más que mil palabras.


Dejad a un lado lo inverosímil del anuncio, el dinero, etc. ¿Qué véis? Que un perro es un capricho, un capricho de los pequeños de la casa, que se puede aparcar en la puerta como una moto, o hacer cuando se tiene tiempo, como un viaje. Este anuncio en principio sin interés alguno, encierra una terrible verdad. Los perros son vistos por muchísima gente como caprichos. Y ahora mirad que dice el Diccionario de la Real Academia Española sobre la palabra capricho:

  • 1.m. Determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por humor o por el deleite en lo extravagante y original.
  • 2.m. Persona, animal o cosa que es objeto de tal determinación. 

La decisión de tener perro NUNCA debe ser arbitraria ni tomarse en base a un antojo o al humor que tengamos. Vamos a intentar cambiar la segunda entrada del diccionario para que sólo las cosas puedan ser objeto de capricho, ni personas ni animales. 

De este modo puede que en un futuro dejemos de oir frases como "No queríamos perro, pero a Pepito se le antojó para Navidad y ahora mira, me toca sacarlo a mí, nada, diez minutos al día y va que chuta, yo no tengo ni tiempo ni ganas de perro. No sé qué vamos a hacer con él en vacaciones"

Ni los animales ni las personas somos caprichos, a pesar de lo que diga el diccionario. El abandono, el maltrato y el sacrificio son consecuencias directas de estos caprichos. Una vez entendido esto, muchas cosas pueden cambiar para bien.

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