jueves, 7 de marzo de 2013

Respeto.

Como ya comentamos en la primera entrada de este blog, creemos que unos de los pilares fundamentales a la hora de hablar de relaciones entre seres que conviven, es el respeto. 

En ocasiones, para entender bien un concepto, hay que hablar de su opuesto, ¿se entiende mejor el blanco si lo contraponemos al negro? ¿somos más conscientes de la paz en la que vivimos cuando vemos imágenes de las guerras que suceden en otras partes del mundo? Creemos que conocer "la otra cara de la moneda" ayuda a conocer mejor ésta en la que estamos. 

Hoy en concreto para hablar de respeto, vamos a hablar de la falta de respeto.  Y una gigantesca falta de respeto cuando hablamos de perros, o más bien de propietarios, es el no recoger las cacas de nuestros perros.

¿A quiénes faltamos al respeto no recogiéndolas? En primer lugar a los perros, ¿por qué? porque son ellos a quienes se mira mal, a quienes se insulta, a quienes se amenaza con patadas y barbaridades del estilo. En segundo lugar, faltamos al respeto al resto de personas que conviven con nosotros, vecinos, usuarios de parques, niños, ancianos... Cualquier persona en realidad, porque no podemos (ni queremos) evitar que los perros hagan sus cosas donde les urja, ya sea en la acera, en el verde, en la carretera, al lado de la farola, etc. Lo que sí podemos evitar es dejarlo ahí. Y en tercer lugar nos faltamos al respeto a nosotros mismos. 

¿A quién le gusta encontrarse las aceras y los parques llenos de caca de perro? A nadie. No recoger los excrementos sólo da más argumentos a aquellos que no respetan la vida animal. Y no es lógico que nosotros mismos, que supuestamente defendemos y amamos esa vida, les demos ni un sólo argumento que puedan usar en nuestra contra. 

No queremos ni podemos obligar a nadie a que le gusten los perros, pero sí que podemos intentar que al menos no les odien. Hagámoslo por ellos.



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